Alberto, un niño cariñoso, noble y con una dulce mirada, con mucha intriga y nervios, viajó hasta Baeza con su familia sin imaginarse ni por un instante todo lo que viviría esa tarde. Al llegar al campo de fútbol, Alberto se dio cuenta rápidamente que Manuel Carrasco estaba realizando sus pruebas de sonido y pudo imaginarse que asistiría al concierto. Lo que no podía imaginar es que esa tarde podría conocerlo en persona. No dudó ni un momento en irse con nuestra voluntaria cuando le pidió que la acompañara a un lugar secreto. Al llegar, todo el personal del concierto les arropó y trató muy cariñosamente. Fue entonces cuando Alberto se dio cuenta de que conocería a Manuel Carrasco. Su mezcla de nervios y alegría hicieron que Alberto le diera a nuestra voluntaria el más sincero y tierno de los abrazos. Y por fin pudo cumplir su sueño, conocer a su artista favorito. Manuel lo recibió con un «¿qué pasa compadre?» que a Alberto le hizo muchísima ilusión. Fue muy cariñoso y amable con él y posaron para una foto de recuerdo. Alberto salió súper feliz y agradecido, con las pilas más que cargadas para disfrutar del concierto.
Hora y media de espera y más de dos horas de concierto que Alberto aguantó sin quejarse lo más mínimo. No paró de cantar y animar a su artista.
Un concierto con letras dobles, Manuel lo dio todo literalmente. Un derroche de talento, vitalidad y alegría. Gracias Manuel, nunca olvidaremos tu atención y cariño.
Gracias Carlos y Santi por hacerlo posible y a Ito por su amabilidad.
Alberto, como dice una de tus canciones favoritas, ¡no dejes de soñar! Que esta fábrica de sueños seguirá intentando cumplir tus sueños.